martes, 31 de octubre de 2017

Las prioridades pedagógicas en el marco de una escuela inclusiva

Toda política carece de sentido, si no se hace cuerpo en prácticas concretas que posibiliten el desarrollo integral de los niños y jóvenes que asisten a la escuela. Si las propuestas no se anclan en acciones escolares potentes, toda enunciación de política educativa es estéril. Y que esto suceda, no depende de lineamientos establecidos por la superioridad, sino de la planificación de prácticas valiosas y la realización, en hechos, en cada aula. En esta tarea de asumirnos responsables de la concreción de la política educativa pública, nada sucede mágicamente, ni por su sola declaración. Nos sumimos en un debate ¿Cómo hacer efectiva, en el aula, la idea / pilar "todos son capaces, todos pueden aprender"? ¿Cómo orientar las prácticas hacia la adquisición y desarrollo de capacidades fundamentales? ¿Cómo mejorar los aprendizajes de lengua, matemática y ciencias? ¿Estamos aprovechando óptimamente los tiempos y espacios de aprendizaje? ¿Cómo podemos mejorar los vínculos entre los diversos actores? ¿Cómo construir espacios armónicos que favorezcan el proceso de enseñanza - aprendizaje? Muchas preguntas, muchas alternativas de respuesta. Como siempre, el debate enriquece. De todas maneras, implementar acciones cuya meta sea poner en actos las prioridades pedagógicas con el fin de fortalecer el sentido inclusivo de la escuela, no es algo que pueda lograrse inmediatamente. Requiere de un profundo compromiso desde la gestión; un proyecto institucional sostenido, transversal e integral que convoque a todos los actores; constantes reflexiones sobre las prácticas; planificación de propuestas escolares potentes y valiosas; conocimiento de datos institucionales precisos. Si bien hay líneas de trabajo institucional que evidencian avances, mucho resta por construir.
Las prioridades pedagógicas y el desarrollo de capacidades fundamentales son postulados que fueron incorporándose gradualmente al lenguaje de los docentes de esta escuela. Con resistencias al principio, con largos debates, se fue comprendiendo el sentido de estas ideas y fueron tomando forma en la cotidianeidad. En un comienzo parecían afirmaciones vanas ¿Quién podría estar en desacuerdo con mejorar los aprendizajes, el clima institucional o con optimizar el tiempo de clases? Cada tanto surgía la tradición selectiva y el planteo: ¿Todos pueden aprender?, resonaba en alguna charla. Seríamos hipócritas si afirmáramos con contundencia que esta tradición selectiva ha sido desterrada, sus ecos aún se sienten. Sin embargo se va haciendo un nuevo camino, lentamente, paso a paso, pero avanzando.

Algunas acciones


Entender que en la escuela debemos construir un espacio habitable por todos, es el paso inicial. A partir de ello fueron tomando forma algunas propuestas valiosas:
- Mirando al cielo: como una manera de integrar aprendizajes sobre el Sistema Solar y articular con el nivel primario, estudiantes del Ciclo Orientado en Ciencias Naturales organizaron una jornada de observación astronómica en el Centro Educativo  Alberto In'Aebnit (de nivel primario). Allí se dirigieron los estudiantes de los cursos superiores, junto al Prof. Daniel Tosco. A partir de las 19,30 hs. hasta las 21,30,  en el patio del centro educativo, alumnos de sexto grado (40 alumnos), de cuarto grado (25 alumnos), docentes de nivel primario y familiares de los estudiantes, observaron  la Luna en cuarto creciente  y Saturno, identificaron la constelación de Escorpio y sus estrellas más  importantes. La  actividad complementó temas relacionados con el sistema solar que los chicos ya habían comenzado a desarrollar en clase. Para poder realizar esta experiencia, el Instituto Superior María Justa Moyano de Ezpeleta puso a disposición sus telescopios, logrando así un espacio de articulación entre niveles con aprendizajes significativos.






- Acompañamiento pedagógico en las divisiones técnicas: de un problema surgió una oportunidad. Tras la no apertura del 7º año “A” de la especialidad Maestro Mayor de Obras, debido a la falta de matrícula (los tres alumnos que componían la división repitieron el 6º año “D"), se decidió aplicar una experiencia piloto y no cerrar el 7º año; conservar tanto la división como el plantel docente en actividad y planificar con estos docentes un sistema de acompañamiento pedagógico en las materias del campo Científico-Tecnológico y Técnico Específico.
La problemática detectada fue el bajo número de aprobados y dificultades en las trayectorias escolares de los estudiantes del primer ciclo de la modalidad técnica, especialmente en los espacios curriculares Dibujo Técnico, Taller Laboratorio, y las relacionadas con el área científico tecnológico, Matemática, Física y Educación Tecnológica.
Ante esto se planteó a los docentes con horas cátedra titulares que conservaran sus horas y se organizó el acompañamiento, en las distintas cátedras, desarrollando actividades similares a la de consejero y acompañante pedagógico. Dado que los docentes de 7º año son idóneos y/o profesionales vinculados a la especialidad y tienen conocimiento de todos los espacios curriculares (tanto del 1º como del 2º ciclo), se propuso que los profesores se acoplen al docente titular de cualquier espacio curricular (ya sea del 1º ciclo como del 2º ciclo) y, de ser posible, en los horarios que venían desarrollando sus clases (similar a la figura de “ayudante de cátedra”).
Con esta propuesta se logró una considerable mejora en las trayectorias escolares (los estudiantes no se desanimaron ante las dificultades de los T.P. ya que contaron con un docente que realizó un seguimiento y apoyo. Esto fue muy notorio en las clases de dibujo técnico). Además se motivó a los alumnos, fundamentalmente a los del 1º ciclo para que continúen en las divisiones técnicas (muchos, al llegar al final de 3º año decidían pasar a las orientaciones de Ciencias Naturales o Economía y Administración).

- Huerta y compost: Desde el espacio curricular Formación para la Vida y el Trabajo surgió la idea de proponer a los estudiantes de 3º año, la realización de una huerta orgánica con la finalidad de incentivar el consumo de verduras para una dieta equilibrada. El proceso llevó a los chicos por distintas etapas: el análisis de factibilidad de la propuesta, la consulta con profesionales, el estudio del terreno y la selección de la parcela adecuada, la limpieza del espacio, la selección de semillas, la siembra, el cuidado, la recolección, la distribución equitativa de lo cosechado, la preparación de los alimentos. Sin dudas, durante este camino, con espacio para la prueba y error, se lograron aprendizajes valiosos en un espacio diferente al aula.
El proyecto se complementa con la producción de compost a partir de residuos orgánicos. Esta tarea está a cargo de los grupos de 2º año con las docentes de Química. Aprendizajes situado y para la vida.
Mirá el video explicativo Huerta y compost












Afortunadamente hay más ideas concretándose, sólo sintetizamos éstas por cuestiones de espacio.
Construir una escuela inclusiva, que apunte al afianzamiento de las prioridades pedagógicas y al desarrollo de capacidades fundamentales, de ningún modo ocurre sin conflictos, contradicciones, retrocesos. Se van librando pequeñas batallas cotidianas que abren espacios, que dan lugar a descubrimientos y, en el proceso, aparecen "gestos mínimos", como dice Fontana (2017),"En estas escuelas, los docentes tienen gestos mínimos de un incalculable porvenir (parafraseando a María Zambrano): esperan, perdonan, insisten, se obstinan, confían, nunca los dejan solos, no claudican: enseñan."

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